sábado, 19 de febrero de 2011

EL EFECTO J4


Este domingo 20 de febrero el grupo Tirant lo Blanc presenta en el Museo Trosky a las 13 horas, su más reciente producción con varios libros de autoras diversas.

Esther Vázquez presenta el libro EL EFECTO J4 DE EMMA RUEDA
La autora menciona que: “hay una capilla u oratorio para que propios y extraños se laven las manos y algo más por mentiras disque piadosas: crueldad mental involuntaria; ineptitudes disfrazadas de verborrea surrealista; decisiones fallidas en contra del enfermo. Con una que otra lagrimita o franco lloro, unos y otros limpian el alma y los demás sentidos por culpas, omisiones u olvidos justificados o no. En cuatro palabras: se curan en salud. Hay también psicólogos designados y dispuestos a asistir a quien los necesita. Sobre todo, cuando la inminencia de la muerte ya no admite engaño de ningún tipo. A grandes rasgos, éstas son las preciosidades del concepto angelino: el 5 estrellas médico-hospitalario tan en boga en la élite industriosa y ¿progresista? del país México

Periódicos y revistas diseminados en las mesillas centrales de las Salas de Estar. Más bien, reductos para estarse: allí te emparedas sin muros de por medio; sin jamón de pavo a la tres quesos, lechuguita, pepinillo y el aderezo de la abuela. Allí te comprimes y reprimes al máximo; es decir, ya no eres quien eras. Allí te das vueltas y más vueltas sin moverte aunque te muevas más de lo debido. Estático es tu asombro; estática es tu impotencia. Porque no, no puedes hacer nada por tu hermano, por ti, por nadie.” Hasta qué las palabras de la autora.

Primeramente me referiré al título de: “El efecto J4” que me tuvo pensativa un buen tiempo. Para empezar me pregunté: ¿qué relación había entre el título y el contenido” ¿será una poción mágica?, podría ser un medicamento nuevo, un veneno, un viaje, un no sé qué... Cuando encontré la respuesta entre sus páginas, sonreí, sí claro, me dije yo he vivido situaciones parecidas y nunca, nunca seré sincera se me había ocurrido pensar en algo así; pero la respuesta al título, se la dejo a sus lectores para que lo descubran por sí mismos, realmente vale la pena “El efecto J4”.

Empezaré comentando sobre las coincidencias, o no, hay quien afirma que las coincidencias no existen, sin embargo el día que leí por segunda ocasión “El efecto J4” de la escritora, ensayista y poeta Emma Rueda Ramírez, fui invitada a la presentación del catálogo de una peculiar exposición sobre la Vanguardia Estridentista que se dio entre los 20s y los 30s en el arte en general, pero en especial en la poesía. Soporte de la Estética Revolucionaria, presentación que se llevó a cabo en el Museo Estudio de Diego Rivera.

Cuando Mireya Cueto, hija de Germán Cueto, que estaba sentada a mi lado, habló del grupo de los estridentistas y se refirió a Germán List Arzubide, a quien yo conocí en la Sala Manuel M. Ponce en Bellas Artes, con motivo del homenaje que le hicieron al cumplió 100 años de edad. El poeta llegó en silla de ruedas, fue impresionante para mí. Mireya habló de los encuentro literarios, de su amistad, de cómo se divertían con sus textos, de los juegos de palabras… entonces mis pensamientos volvieron al “El efecto J4”

En la mesa se encontraba el doctor Ebodio Escalante, a quien en algún momento se le preguntó si el movimiento estridentista aún estaba vigente. Escalante comentó que todo tiene un principio y un fin y que en realidad era un movimiento cerrado, sin embargo, como yo decía acababa de hacer una segunda lectura de “El efecto J4”. Me quedé pensando que yo siempre he sostenido que las palabras y los pensamientos no se entierran, sino que pululan en el aire como el polen de las flores, y florecen quizá no igual, quizá transformados con cintas de colores o sabores o de otros colores pero su raíz, su esencia permanece pululando en el ambiente.

Y… concretamente, no sólo en este libro de Emma, puesto que ya tengo unos ayeres de conocerla y siempre he encontrado que la escritora no sólo juega con las palabras, es como si las tomara, las leyera, las analizara para luego desmenuzaras hasta su mínima expresión, luego las amaza y moldea como la gran gourmet que es, con un sabor nuevo, con brillo propio y una estructura diferente y no solamente una nueva estructura sino que además se da el lujo de agregar sonoridad al platillo, creo que este es precisamente el valor de este ensayo poético, uno de los géneros literarios más difíciles creo yo.

ESTHER VÁZQUEZ

MAR DE LETRAS y otros naufragios